Faje

Abrazos, besos, caricias y todo lo que un faje tiene ¡y lo que no!

Esas veces en las que te escondes de todos para que no vean el atascón que te das con el novio o tu amigo con derechos, sin duda, es un tipo de preámbulo hacia lo que se supone sigue; o sea, tener relaciones sexuales.

Pero, lo que a veces se nos olvida, es que se trata de una etapa de reconocimiento personal y de pareja que te ayuda a identificar lo que te gusta y lo que no, qué sientes cuando te besan el cuello, los hombros o te acarician los senos; todo esto te llevará poco a poco a un descubrimiento del placer que, por supuesto, te preparará para el sexo.

El faje o ‘petting’ es una práctica placentera cuyo único fin es besar, acariciar o rozar a la pareja; no incluye la penetración, sexo anal u oral. Según especialistas, los chavos adolescentes se sienten más atraídos por las caricias y exploración sensual, pero con el paso del tiempo y la edad, se va dejando de practicar.

¿Y qué tiene de cool?

  • El faje es una práctica bastante sana, te ayuda a conocer algunas de tus zonas erógenas y a explorar tu cuerpo sin necesidad de tener sexo como tal, es decir, establecer contacto directo con el pene. También es una de las maneras más seguras para evitar enfermedades de transmisión sexual y claro, un embarazo no deseado.
  • Muchos chavos creen que una vez que se comienza un faje debe terminar en relación sexual, y no es así. Éste como tal permite tener, en algunos casos, el mismo placer que el sexo y, mejor aún, dedicar más tiempo a las caricias y besos.
  • Algunos logran tener orgasmos, otros no, pero hasta cierto punto, un faje es más complejo que el mismo sexo; necesita tiempo, jugueteos, estímulos, muchos besos y caricias que te prendan, sin necesidad de desnudarse. ¡Todo un reto!
  • De hecho, llega a ser tan íntimo para la pareja, que puede mejorar la confianza, comunicación y el romanticismo sin olvidar que satisface una necesidad de ambos.
  • ¿Sabías qué?: La palabra ‘pectina’ se deriva del inglés ‘to pet ‘ que significa acariciar. Pero en el plano erótico, quiere decir mucho más, pues se involucran miradas, roces, etc.

Apréndete sus reglas

Besa:

Lo bonito del faje es que no necesitas planearlo, se da cuando se quiere y puede. Los besos son el primer paso para que esto suceda, pues una vez que empiezan a subir de tono la respiración se acelera y las lenguas juguetean; lo que sigue está en la imaginación. Sin duda, un beso puede hacer toda la diferencia ya que te acelera el pulso, te roba el aliento e indica que es el momento de tocar.

Acaricia:

No es despojarse de la ropa, aunque se vale meter mano por debajo de ésta. El chiste es acariciarse y ¡tocar de todo! Así conoces cómo y qué te gusta que te toquen, y lo mismo hacia tu pareja.

Cero penetración:

Es la regla de oro y no debe romperse. Para que un faje sea sólo eso, no hay ningún tipo de sexo: anal, oral o vaginal.

No necesita ser tu novio así que se vale disfrutarlo siempre y cuando no sea bajo presión u obligación. Atrévete y no olvides mantener el control.

Las fases del faje

Van de lo más light a lo más intenso, y cada una está determinada por ciertas características.

“Y si me besa”:

Lo más lógico será empezar con besos, primero tranquilos y luego cada vez más intensos; la lengua se convierte en la protagonista y no hay poder humano que los separe. Una buena sesión de besos seguro logrará ponerte ‘hot’.

“Y si me abraza”:

Cuando las manos se involucran y recorren desde el cuello, la espalda, las pompas, senos, piernas, etc., ya estamos hablando de otro nivel, mismo que intensificará el placer. Hasta este punto, la ropa sigue en el mismo lugar, todo es por encimita y digamos que no hay gran contacto de piel con piel.

“Y si se pasa”:

Posiblemente algunas prendas ya no estén en su sitio y se hayan tocado todo lo que puedas imaginarte; no está mal, pero es aquí donde debes tener cuidado, la excitación está tan elevada que, casi literal, dejas de pensar y aplicas el ¡total! ¿Qué puede pasar? Créeme, todo puede pasar.

¡Peligro, peligro!

  1. Tienes que ser muy consciente y saberte controlar, pues de no hacerlo, podrías dejarte llevar por la emoción y terminar teniendo sexo sin ningún tipo de protección.
  2. Ojo con la eyaculación. Se vale que ambos logren llegar al orgasmo, pero si la vagina tiene un mínimo contacto con el semen, existe el riesgo de un embarazo.
  3. No siempre se necesita tener novio para practicar el faje, pero recuerda que puedes salir lastimada si no estás lista para tener estas relaciones sin derechos.
  4. No permitas que te presionen. Un faje no significa que debas hacerlo después. Es una práctica independiente que no necesariamente terminará en penetración. ¡Déjaselo bien claro!

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